Llevo unos días, y unas cuantas semanas, dedicando más tiempo del que me gusta en seguir la política local. Tema que por aburrido, en los últimos años, tenía bastante aparcado y olvidado.

Y sea dicho de paso, creo que hice bastante bien en desconectar el chip. Compruebo que casi cuatro años después casi todo sigue igual, como si el tiempo no hubiera pasado, incluso algunas cosas han empeorado. Espero que nuestra memoria cortoplacista no se vea influida por las tres o cuatro obras y festejos de última hora que se han amontonado en las últimas semanas en nuestra ciudad.  Se supone que ya somos mayorcitos para saber separar los fuegos artificiales de la realidad en la que nos toca vivir.

Es por ello que cada día pienso que en esta ocasión ni un solo cordobés que se precie y se aprecie debería dejar de ir a votar el próximo día 22 de Mayo. Ya sé que coincide con el primer domingo de la feria de Nuestra Señora de la Salud, o de Mayo que les gusta a algunos llamarla ahora, pero aún así, antes de ir al recinto ferial, deberíamos pasar todos por el colegio electoral.

Yo pienso ir, al colegio electoral, y a la feria.

Y esta vez, más que nunca, es necesario.

Tan necesario lo veo, que estoy pensando muy seriamente en promover con un par de casetas de feria una acción tipo, “un voto, una cervecita en el ferial”. Seguro que más de uno se anima.

No nos podemos permitir otros cuatro años más de desgobierno.

Por desgracia, los acuerdos de gobierno alcanzados hace ahora cuatro años han sido totalmente yermos, estériles, infructuosos, inútiles, pura pantomima, y por desgracia nos está tocando a los cordobeses pagar el pato de tanta desidia y descontrol político. Y de pésima gestión económica.

Para colmo, nos toca oír a los compañeros del actual (des)gobierno proponer largas listas de proyectos e ideas que les gustaría poner en marcha si ganaran las elecciones… y digo yo, si tan creativas se muestran sus mentes en campaña electoral por qué córcholis (por no decir c…nes) no las han puesto antes encima de la mesa. Quizás para que el tanto no se lo apunte el de al lado. Será eso.

Eso sí, a mayores y tristemente, vemos como día a día los que hasta hace muy poco se juraban amor eterno ahora no dejan de ponerse a parir los unos a los otros (que es una vergüenza). Y al de la lado, también le damos un poco, vaya a ser que se nos envalentone.

 La verdad, hay veces, muchas veces, que no puedo evitar pensar que a nuestros políticos locales se las trae al pairo, o floja, nuestra ciudad, y por ende, nosotros sus habitantes.

Mirad que soy poco amigo de las mayorías absolutas en lo que a formas de gobierno se refieren, me parecen un error de la democracia demasiado cercano a las dictaduras, pero por desgracia en esta ocasión creo que nuestra bien querida ciudad necesita de una mayoría absoluta y no sólo de un partido concreto, sino de votantes y de votos. Por desgracia y haciendo uso de memoria histórica reciente vimos en los últimos comicios que en esta ciudad algunos creen que no debe gestionar (algunos equivocadamente dicen que tiene que gobernar) el gestor-candidato más votado, si no la izquierda o la derecha. Eso, sí en la campaña hablan de partidos, después y para justificarse, de ideologías. Menuda gilipollez con tal de aferrarse al poder. No me vale que enarbolando la bandera del progresismo, de la izquierda o de lo que ustedes quieran pensar se malgestione esta ciudad con tal de que un tercero, más votado, no gobierne porque a priori, por ideología política, es distinto a ellos.

Córdoba disfruta de una sociedad lo suficientemente madura como para darse cuenta de que no necesita ni de izquierdas ni de derechas, que lo único que necesita son gestores hábiles y competentes, que se dejen hasta la última tira del pellejo por nuestra ciudad. Gestores capaces de volver a ilusionar hasta el último de los cordobeses.

Aquí no se vota a la izquierda ni a la derecha, ni al centro. Aquí y ahora tenemos que votar quién queremos que sea el gestor de Córdoba y su equipo de confianza. ¿Tan difícil es entenderlo? Si el más votado es A, por mucho que entre B y C (no quiero pensar en lo divertido que sería que D tuviera un peso específico después del 22 de Mayo) sumen más votos, el responsable de nuestro devenir en los próximos años debe ser A, ni B, ni C, y mucho menos D. Por mucho que ellos quieran. Ya le tocará a A sentarse a dialogar, o negociar, con los equipos de B, C y/o D para poner en marcha a la ciudad.

Lo que está claro es que no se puede permitir es esta parálisis de desgobierno que llevamos sufriendo en los últimos cuatro años.

Con independencia de ideologías, sinceramente me da igual la izquierda que la derecha (cada uno tiene su puntito de cosas buenas y de cosas malas, de cosas mejores y de cosas peores), no quiero un alcalde ni un equipo de gobierno, tan sólo quiero un líder, un motivador, que sepa no sólo gestionar a un excelente equipo sino que sea capaz de agitar las conciencias de los cordobeses y poner en marcha a esta ciudad. Alguien que le devuelva la ilusión y la esperanza a esta ciudad.

Córdoba lo necesita. Cordoba se lo merece.

Por eso aprovecho la ocasión para pediros un “no votes inútil” que no un “no votes, inútil”. El que sea, por mayoría.

28/04/2011: No votes inútil20/04/2011: Asquerosis múltiple30/01/2011: Tiempo de pre-mentiras.26/12/2010: AÑO NUEVO, VIEJOS PROPÓSITOS

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